lunes, 2 de marzo de 2009

jungiano























Hoy es noche electoral, y para paliar la desolación me he puesto a ver un DVD y a pensar en otras cosas. El film elegido como quitapenas es el celebérrimo "Alive" de Daft Punk que, por una cosa o por otra, no había visto todavía. ¡Es muy bueno, y me ha hecho recuperar la veneración por este legendario dúo! Sus últimos movimientos en disco no me habían gustado nada, y la sobreutilización del sonido filtered por parte de cientos de advenecidos los había quemado mucho: Thomas y Guy-Manuel fueron los Ramones de la 909, cuya sencilla e incontestable fórmula llegó a devorarles y aniquilarles. Pero, caray, este directo está muy bien, y la filmación es inteligentísima, muy moderna, y realmente te ves muy metido en el concierto. Musicalmente se han vulgarizado mucho desde que se alejaron del techno, lo cual es una pena porque en ellos es mucho mejor el modo en que tratan los sonidos (los mejores en lo suyo, sin duda) que las bromitas melódicas posmodernas que tanta gracia hacen a los indies.
¡Qué difícil se le hace a la cultura rock mantener la magia a costa de perder ingenuidad! Los chavales actuales, adictos al youtube, ya no pasan por el aro de una grabación live como aquellas ampulosas de los 80, porque las fórmulas de nuestros tiempos son poco menos que geriátricas ante sus espabilados ojos. La nueva generación se las sabe todas en cuanto a épica audiovosual, y es muy difícil sorprenderles: el modo en que está grabado este DVD es muy honesto, muy poco amanerado (aparentemente) sacándole punta a cierta estética vodaphone. Bravo por Daft Punk, me alegra que sigan potentes e inteligentes. ¡Han hecho una obra de arte maravillosa a partir de filmaciones piratas de teléfono móvil! Está divertidísimo y se ve muy fresco, muy real. Chapeau.

El día de la debacle, tras depositar mi papeleta (IU. lo digo sin presunción y sin reparo) me vine en tren a Coruña, y amenicé en viaje con los últimos capítulos de la autobiografía de Carl Jung, "Recuerdos, sueños, pensamientos". Admito que empecé el libro con una actitud un poco marujil, primero por el rollo gossipeo (lo siento, ya he incluido a Freud en mi santuario Pop como icono marujeable) y segundo para entender mejor el rollo que se trae este tío. Veréis, el Jung era un psicoanalista suizo que en su día ejerció de delfín favorito de Sigmund, hasta que cuan ángel caído traicionó a su maestro con sus malas artes de padawan. Desde ese momento se convirtió en celebérrimo pensador y psiquiatra, aunque muy vinculado con fenómenos de parapsicología y ocultismo que lo convierten en un rara avis fantacientífico y en divertido Frankensteincito de principios de siglo. Pero lo cierto es que leyendo el texto me he quedado sorprendidísimo: este señor no es que haya flirteado con el animismo o la santería... ¡¡es que es el mismísimo profeta de lo sobrenatural, la superchería y las supersticiones más psicomágicas!! De verdad os lo digo, sé que tengo siempre un enfoque muy racionalista y lógico, pero no se pueden decir las cosas que decía este señor con un mínimo de seriedad. Vale que Jung tenía 83 años cuando escribió este libro, pero no tiene absolutamente nada que ver con el psicoanálisis.
Por muy cerebral y escéptico que pueda parecer el que os habla, me encantaría tener pruebas de que lo mágico existe, y que el tipo de asuntos que tratan en Cuarto Milenio son verdaderamente inexplicables, pero mucho me temo que ningún experimento ocultista ha podido superar el más mínimo control científico. Se supone que la ciencia va avanzando y dando explicación a la mayoría de esas supercherías, y las animistas definiciones que Jung le da al Yo (una especie de espíritu épico de merecida trascendencia), el inconsciente (básicamente, un "otro mundo" donde puede pasar de todo sin explicación) o los sueños (mensajes ultraterrenales de los muertos y el pasado) resultan entrañables y curiosas, pero nada más. Ignoro si Carl fue un importante terapéuta, pero como literato no había por dónde cogerlo. Es una pena, porque lo de los arquetipos estaba muy bien, y la reivindicación afectuosa del inconsciente como algo bueno y sabio, muy necesaria ante los cenizos y oscuros psicoanalistas freudianos. Su punto de partida me gusta, pero las cosas que llega a decir, quiero creer que por culpa de la sanilidad, son demasiado underground pal body: que si le hablan sus muertos, que si ha visto el futuro, que si presiente mogollón de cosas, que si tras la muerte esto y lo otro... ¿Por qué no me pasan a mí estas cosas? Pobre realista materialista positivista racionalista de mí, que nunca presiento nada ni me hablan los espíritus ni... uy, la verdad es que no me gusta hablar de estas cosas. Dan mal rollo y parece que si las mencionas estás provocando que pase algo chungo...
En cuanto tenga tiempo quiero peinar internet en busca de algún fenómeno veraderamente paranormal que demuestre irrefutablemente que hay algo más. Mucho Lacan y mucho Marx, pero a mí lo que me gustaría es poder creer alegremente en la santa compaña. Si encuentro algo fiable, no dudéis de que os lo comunicaré.
... Aunque a decir verdad, hay fenómenos de ultratumba que no tienen explicación:¿cuál es la conexión entre el PP y Satanás?