jueves, 30 de abril de 2009

Seguimos debatiendo lo real desde una nueva bitácora:

crisis de fe


Os espero!

domingo, 12 de abril de 2009





































































































































No he tenido tiempo de organizar mis fotillas de Oporto, así que subo algunas a boleo (¿o se dice voleo?). Han sido unos días maravillosos, hacía tiempo que en un viaje no tenía esa sensación de olvidar los problemas e iniciar una reinvención. Esta noche quiero escribir un post resumiendo todo lo que ha sido el videosguarrosgratis para mí, y esta semana empezaré a ponerme manos a la obra en mis próximos y robóticos proyectos. Hasta mañana entonces, personitas.


Post data: estoy solo en casa hasta que los Hortas vuelvan de su terriña. Siempre que me quedo solo me vuelvo medio loco y deliro aún más de lo habitual, pero me gustaría anunciar que dentro de muy poquito quiero invitaros a todos a un chill-out en casa. Por una parte, las fiestonas multitudinarias de antaño ya no son tan apetecibles para nadie, y por otra el mundo "cena de treintaañeros" resulta pelín incómodo para servidor (sobre todo por la pereza que me da el aspecto protocolario, por aquello del agravio comparativo) así que podemos inventar un formato intermedio: cena de picoteo con musikita, sentados en colchones con luz ténue (rollo Turín jeje) y luego ir subiendo un poco la temperatura. No se trata de terminar en orgía, pero sí en carcajadas. Y os avisaré con la convocatoria oficial, pero estad al loro porque en breve os convocaremos. A todos. Y no aceptamos excusas, que nos tenéis super abandonados!

nascimento










lunes, 6 de abril de 2009

praxiteles en ceros y unos












En este enlace (probad en este otro si no funciona, pues yo la conseguí en el emule hace meses e ignoro si los leechers están vivos) podéis bajar el impresionante podcast que monsieur Anthony Child AKA Surgeon grabó para el site residentadvisor.net. Se trata de una sesión bastante contemplativa y relajada si la comparamos con lo que suele piunchar este caballero, pero me parece de largo lo mejor que ha hecho como DJ hasta el día de hoy. Música maquinal y repetitiva pero, por una vez, sin dramatismos, tensiones innecesarias, efectismos ni oscurantismos pesimistas. ¡Qué hermosa música, ahora que hemos asentido en que el ritmo es un lenguaje! Desde ese inicio planeador y melancólico, la sesión se sucede milimétricamente acompasada atravesando algún momentillo grime, muchos clásicos del 4x4 y una sensación general de madurez y clasicismo terminan de redondear más de una hora de arte sonoro gratuíto y a corazón abierto. Muy recomendable en su falta de pretensiones. Eso sí, por supuesto nada que ver con la abstracción a cara de perro de Oscar Mulero, que sigue siendo el sumo sacerdote del brutalismo para la clase trabajadora.

erotismo trasversal

























































Ya lo decía Bowie, We can be heroes

viernes, 3 de abril de 2009

Una de romanos

























Viendo ayer el "Viernes 13" del 2009 me dí cuenta que desde el primer plano el espectador es plenamente consciente de quién va a morir, cómo se desarrollará la película, qué asuntos del pasado terminarán en catástrofe y el tipo de lenguaje cinematográfico que se va a utilizar. ¿Quiere eso decir que se trata de una mala película? En absoluto: esa predictibilidad se debe al hecho de que se trata de un slasher, un film que en cuanto película de género cuenta con la complicidad del espectador respecto a los arquetipos que maneja y no intenta trasgredirlos. La energía artística no se focaliza en la definición de personajes o situaciones particulares, sino en el manejo de elementos ya conocidos y pactados con el espectador. Como en una partida de ajedrez, donde las figuras son siempre las mismas y las reglas sobre el tablero nunca cambian, cada partida es nueva y única en el desarrollo de una lógica interna heredada del género al que se adscribe, como experiencia coral y no "de autor". ESO es un género, y este mismo razonamiento sirve tambien para los westerns, la novela rosa, el bodegón o la vivienda en bloque: lo importante no es el qué pasa, sino el cómo pasa.

Hasta ahora no os he dicho nada nuevo, pero la importancia de este discurso es el cambio de paradigma que supondría considerar que el "cine experimental" es, en conjunto, un género, con unas leyes inconscientes tan severas como puedan serlas las del cine de vaqueros. "Persona", "La bella y la bestia" de Cocteau, "Cabeza Borradora", "El año pasado en Marienbaud", "La jetee" o "El ángel exterminador" o "El elemento del crimen" no serían por tanto obras únicas, hitos cuyo mayor valor fuese su capacidad de salirse de los cánones, porque subterráneamente forman parte de una tradición, de un tronco común que funciona como un género y cuya lógica operativa nunca se llega a abandonar. Es decir, las películas experimentales no son un cajón de sastre libérrimo donde meter todo lo que no cabe en ningún otro lugar (que es lo que solemos pensar) sino que siguen permanentemente un discurrir común tan cerrado y arquetípico como el cine negro o el cabaret picante. Para mí, una canción de Megadeth y una de Metallica son virtualmente iguales, y del mismo modo una película de Buñuel y otra de, pongamos, Dreyer (a priori polos opuestos) serían idénticas a los ojos de un aficionado a Vin Diesel que no conozca los estatutos de autoría de uno y otro cineasta: del mismo modo que en la ópera decimonónica siempre aparecen la casquivana, el amante redentor y el castigo divino, el supuesto cine "experimental" siempre produce películas angustiosas, donde todo el mundo sufre, las reglas espacio-temporales no son newtonianas, el tiempo pasa muy lenta y silenciosamente, y donde un rayo de luz esperanzadora aparece por algún lado cerca del final. Indefectiblemente, la autoría puede ser interpretada como un género consolidado, y no siguiendo el paradigma posromántico del héroe individualista iluminado por el genio e indulgente con la fuerte personalidad de su creador.
Este cambio de paradigma me resulta, personalmente, muy fuerte: es una cura de humildad para tanto cineasta ebrio de vanidad, y permite como espectador hacer una lectura mucho más sensata, valiente y entrañable de ciertas obras que en el fondo son muchísimo menos importantes y trasgresoras de lo que solemos pensar.
Leer el arte como una sucesión de géneros y no de genios me parece una aproximación muy enriquecedora que entre los arquitectos no es muy habitual: para ellos (¿para nosotros?) hablar de un género es hablar de un enemigo, en la medida en que éste supone una limitación operativa, una herencia que lastraría la creatividad libre del creador. Pero esa lectura es muy pueril: la vivienda unifamiliar es un género, el shopping mall también, al igual museo-espectáculo: el Guggenheim no es una obra única, un hito, sino, sencillamente, un ejemplo del género "museo que intenta reinventar los museos". Del mismo modo que "Sin perdón" es sólo una película de vaqueros, en conformidad con los arquetipos y métodos de un género con una tradición de casi cien años y cuyos principios no puede trascender: de hacerlo, sería simplemente el principio de otro género.
La sensibilidad artística que manejo funciona mucho mejor con géneros que con genios: por eso me gustan tanto las películas de nerds, o los slashers, o los comics de superhéroes: el hecho de conocer de antemano un alto porcentaje de lo que voy a encontrarme, permite centrarme únicamente en las singularidades que presente cada ejemplo, y el modo en que dichas particularidades han de ser leídas dialécticamente con el género en el que cimentan. Lo mismo puedo decir del techno, el tipo de música que a los no aficionados provoca la sensación de que "todas las canciones on iguales", cuando para mí con completamente diferentes, en un perpetuo bucle cuyo fin último es la depuración y cincelado de sus propias reglas. Por ello, la escena del asesinato de Drew Barrimore en "Scream" no es una tonta y reiterativa repetición del típico asesinato gore, sino una elegante, entrañable y autoconsciente reinvención de una ley pactada del slasher según la cual la rubia tonta siempre muere cuando en su huída decide subir por las escaleras.

miércoles, 1 de abril de 2009

fiebre del martes noche







Los 15 minutos de fama que Warhol reivindicó como derecho natural universal, han quedado un poco obsoletos ante el empuje de los tiempos: digamos que hoy en día todos merecemos 15 entradas en google. Por desgracia existe ahí fuera una masa anónima de marulos que no distingue un bit de un bocabit, y que si nadie lo remedia se perderán en el limbo de los no googleables y su recuerdo se perderá para la memoria universal en red. Como abogado de causas freakys, tenía pensado dedicar un post a uno de esos infraseres pre-windows tan poco webeables, porque surfeando por flogs y myspaces parece que en este planeta todo el mundo sea joven, guapo, moderno y famoso en potencia. El gañán del que os quería hablar es, ni más ni menos, mi monitor de autoescuela, un Torrente herculino que responde al nombre de Javier (Jabier para los amigos) y con el que he hecho muy buenas migas. Por si alguien googlea "Javier monitor autoescuela Fama Coruña", me gustaría decir que pese a su aspecto zarrapastroso de borrachuzas cascarrabias, su machismo kitsch, su voz rota por el Fortuna y su mala hostia en general, el menda es el primer Coruñés de Toda la Vida que conozco, y cuyas idiosincrasias celtibéricas me resultan muy interesantes por su milimétrica correspondencia con los tópicos de lo coruñés: Javier es defensor a ultranza de Paco Vázquez (que puso La Coruña más bonita que nunca), toda su familia es socia de la Solana (pese a que el único uso que le da es ir a ducharse y gossipear con los amigotes de vez en cuando), miembro destacado de las comisión organizadora de San Juan, se sabe las idas y venidas de todos los clientes del Odilo y el Bombilla, nadie le priva del vermut de las 12 y el gintonic de las 8, para él las mujeres se dividen en "follables" y "jubiladas tocapelotas" (paradójicamente, cuando su mujer lo llama al móvil, se muestra completamente sumiso y servil), y sus métodos docentes son muy poco ortodoxos: me lleva a hacer recados, me hace frenar en seco cuando un buen culazo femenino entra en su campo de visión, me enseña con minuciosidad los mejores métodos para incumplir las leyes de tráfico, me mete en embolados de todo tipo (increpa a las ancianas lentas en los pasos de peatones con groserías intrascribibles, aparca en triple fila y me deja en el coche "un minutito" que dura un cuarto de hora, amedrenta a los ciclistas...) y, en general, es UN FREAKY con el que misteriosamente me llevo estupendamente: los 45 minutos de cada sesión vuelan en el minutero entre risas, tacos, puteos mutuos y cotilleos sobre los asuntos herculinos más undergound. Recomendación para alumnos novatos: Javier es de entrada un señor callado y malencarado, pero si le tiras de la lengua y le cosquilleas el músculo de la risa, lo pasarás bomba.

Pero no me extiendo más sobre este particular porque prefiero comentar el hecho de que ayer asistí al primer concierto de math-rock de mi vida, y me ha entusiasmado. Acompañado del junior que véis en la foto adjunta, y de modo bastante casual, acabamos en el centro social de Montealto rodeados de fumetillas, lesbianas aficionadas al pogo, algún homeless bizarro (de piedra me quedé cuando me confesó que sus flamantes Nike le habían costado la friolera de 120 euros) y blogueros ilustres que siempre están donde hay que estar, cayendo todos en el peligro que suponen las birras a 80 céntimos. Como ratas tras Hamelín, henos allí a tan diversos especímenes prestos a escuchar a dos bandas berlinesas de rock experimental que verdaderamente lo hicieron muy pero que muy bien: Don Vito y No-Nebraska. Ambos eran tríos chico-chico-chica, ambos facturan un rock matemático de ascendencia hardcore, y los temas que tocaron sonaron como huracanes caribeños, con unas estructuras trabajadísimas y cortantes como un cuchillo (patrones de 3,4,5,6 y 8 pasos en un mismo tema, cambios de ritmo al unísono cuya milimétrica ejecución nos dejó sin habla...). Este tipo de música a la vez fría y volcánica depende completamente del talento que muestren en la articulación de sus ritmos, hasta el punto de que suelen parecer "un batería con músicos de acompañamiento", y en este caso detrás de las baquetas había dos chavales con una técnica deslumbrante, al servicio de síncopas bailables y eléctricas, chillidos cavernícolas muy rítmicos y metronómicos, un poco de expresionismo feísta, y mucha electricidad. Para mí, una revelación absoluta: llevo mucho tiempo sin escuchar música de guitarras y me ha dado ganas de desempolvar mis discos de los popes de este tipo de música: Don Caballero, Battles (mis favoritos), Maps & Atlases, Bastro, Deerhoof...Grupos que utilizan el esquema instrumental del rock arquetípico pero desde una óptica metronómica mucho más habitual en el universo del techno. Pero lo mejor de asistir a este tipo de muestras de talento amateur, es la confianza que te dan en que es posible hacer muchas cosas que creemos increíbles, y que quiero plantarme allí un domingo con el laptop y dar un conciertito a mi manera, y que sé que no soy el único en el mundo que escucha música con el oído puesto en el análisis estructural.