lunes, 28 de abril de 2008

algo así






























Hoy he estado curioseando por los fotologs. Los más ingénuos suelen pecar de narcisistas, y al resto les traiciona la voluntad de establecer relaciones sociales utilizando los intereses culturales propios como reclamo. En esto de las redes sociales, uno se define por sus preferencias, y en última estancia, por lo que consume: ese es el vínculo más fuerte entre los usuarios.

Pasados los 30, uno debe andarse con cuidado para mantener con vida las redes afectivas que se ha construído. Cambia la vida y cambian los lazos entre las personas, generalmente para peor: los que antes compartían sueños y sentimientos, hacen malabarismos para mantener el vínculo en un mundo de realidades y decisiones contundentes. Creo que no me explico. Ahora nos quieren por lo que hacemos y no por lo que somos, o algo así.

martes, 8 de abril de 2008

en los huesos


























Por si a alguien por aquí le gusta el funk esquelético y desnudo, le recomiendo este impresionante e.p. que he descubierto hace nada: el "Road to Río e.p.", único disco editado bajo el seudónimo Santos Rodríguez por el músico de Fatcat Grain. A muchos os sonará al haber aparecido varios de sus cortes en el "decks" de Richie Hawtin, pero la verdad es que los cuatro temas que contiene son alucinantes monotracks de minimalismo exótico, tribal, percusivo, funky, sexy, tecnológico y fetén. Deslumbra el hecho de que este pedazo de clásico haya sido editado en 1999, porque suena muy pero que muy contemporáneo.
Recomendable aunque no os guste nada el techno: estamos hablando de cuatro hitazos atemporales que con el tiempo se convertirán en leyenda. Y en el soulseek, de gorra.

Psé



















































Uno de los tópicos más veraces que se me ocurren es el que asegura que el género masculino es incapaz de expresar sus sentimientos. A lo largo de los años he convivido con varios chicos con los que he pasado mucho tiempo y que, a la postre, han sido grandes desconocidos para mí. No sé si es únicamente por inseguridad, pero he constatado que a cualquier hombre le resulta prácticamente imposible hablar con naturalidad y franqueza de sus emociones. E intuyo que esa incapacidad no se limita a lo que se cuenta a los demás, sino a lo que nos decimos a nosotros mismos.
Muchas veces siento esa impotencia como una tortura, como una cárcel de la que debería escapar, pero por ahora es algo superior a mí. Tiendo a pensar que, como gay, se me supone un nivel de franqueza emocional superior al de los demás tíos, lo cual resulta muy frustrante, pero me reconforta observar que todos los hombres que me rodean son igualmente esquivos a la hora de compartir las cosas que rondan por sus cabezas. El género hombre es un animal complicado que empieza a aburrirme. El hartzago empieza con mi relación conmigo mismo, porque esa incapacidad de expresar deriva en incomunicación y aislamiento: por no mentir, hablamos de otras cosas, de vaguedades, de naderías, lucimos nuestros talentos con discreción y disimulo, pero probablemente cualquier hombre en el que puedas pensar es para tí, como para mí, un gran desconocido.
He comprobado que muchas veces las mujeres se excusan pensando "es que los tíos no tienen nada en la cabeza". Y quizás sea así, no lo sé, estoy harto de preguntármelo...vamos al cine, pon un disco, pensemos en otra cosa.

jueves, 3 de abril de 2008

gaiás gay-ass



















Tenemos un PC que estuvo toda su vida en la dirección de obra de la Ciudad de la cultura. Tiene cientos de planos, memorias, certificaciones, documentos y miles de fotografías.
Me gusta especialmente ésta, porque está claro lo que intentaba fotografiar el currito que la tomó.

Por cierto.
música + arquitectura = pop / rock?
www.soundarchitecture.nl/

miércoles, 2 de abril de 2008

lo real #2 : tom lord































































Tom Lord es un producto, pues no sé hasta qué punto es ya una "persona". A lo sumo, representa una nueva forma de humanidad, prototípica de internet: la de aquellas personas (como Cory Kennedy o el chaval australiano que organiza fiestas masivas desde myspace) que disfrutan de los warholianos 15 minutos de fama a costa de dar al mercado lo que pide renunciando a cualquier posición crítica con el mismo. Personas que se convierten en objetos fotografiables y en atracciones de feria.
En este caso, Tom era un actor porno muy del montón, que pasó por el ramo sin pena ni gloria, hasta que decidió tunear su cuerpo a niveles extremos y montar su propia web de temática "muscle worship". A base de entrenamientos extremos y drogas anabolziantes en dosis insanas transformó su cuerpo en una extraña y desagradable montaña de carne y venas, y su pene en un inútil péndulo de enormes dimensiones y eterna flacidez a consecuencia del uso de silicona y bombas de vacío. Hoy en día es una pequeña estrella en la red, gracias a esos videos en los que muchachos adoran sus músculos e intentan interactuar con un pene que no responde y que es ya completamente inerte.
Hay otros como él, pero ninguno ha llevado hasta su extremo la necesidad de internet de ofrecer siempre algo más fuerte que lo anterior. Carnívora y voraz, internet es a veces una truculenta feria de las vanidades que desvirtúa el sexo, el deseo, la autoestima y la relación del hombre con el mundo, cuando muchos de sus protagonistas se esfuerzan en convertirse en la atracción de la semana, el que más lejos ha llevado lo suyo, el que lo hace más fuerte, el que ofrece más cantidad más rápidamente, haciéndonos olvidar lo triste de sus motivos originales. El consumismo siempre se ceba en aquellos que tienen menos defensas psicoógicas, en los que más necesitados están de autoestima, y que como en este caso o el de Mike Salvini, son capaces de renunciar a todo a cambio de la sonrisa del espectador, sonrisa que a menudo está más cargada de desprecio que de admiración. Hasta el punto de convertirse en estrellas sexuales incapaces de practicar sexo.

skin deep



































































skin deep es, entre otras cosas, el nombre de un tebeo magistral y de un maxi inolvidable.