viernes, 20 de febrero de 2009

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(Quiero decir para empezar que me estresa la inquietud de mis amistades respecto a mis penosos avatares con el mundo de la conducción. No he ni siquiera ido a preguntar la nota porque no quería escuchar ayer una nueva reprimenda del culigordo de la autoescuela, con lo cual aún nadie me ha comunicado oficialmente mi suspenso. El tema me enerva, pero tampoco tanto: será cuestión de tomármelo más en serio que hasta ahora, y seguir intentándolo. Recibo mensajes constantes en plan "tranquilo, ánimo, no pasa nada, etc" y lo que tengo que decir es: estoy muy tranquilo, esto no es el fín de carrera, ya no tengo edad para amargarme con semejantes chorradas, y que me hace gracia el asunto pero no quiero que monopolice el blog porque hay lectores a los que eso no les importa nada).

Ayer me ví el documental de la revista Slices sobre Richie Hawtin, en perfecto castellano tuneado, y me ha parecido muy divertido y disfrutable. Se trata del típico reportaje temático de los que suelen poner en Antena 3, de esos del tipo "contar la vida de un famoso lamiéndole el culo constantemente, dejando claro lo maravillos que es", y construído a base de entrevistillas a amiguetes y alguna imagen de archivo sin gran interés. El tono "para todos los públicos" es muy simpático: todos los planos son muy cucos, todas las ciudades parecen preciosas, la gente es buena y simpática, y lo que se dice es muy fácilmente comprensible sin siquiera saber lo que es un DJ. Muy americanamente, el contenido es de nivel EGB, y la figura de Richie se reduce y envasa al vacío bajo el manto del arquetipo "nerd inglés emigrado a una aldea canadiense que se redime gracias al esfuerzo, la pasión y la fidelidad a sus amigos y familias". Tal cual Pascual. Lo shockeante es que no nos están hablando de los típicos infrapersonajes de la farándula que suelen ocupar dichos programitas, sino de un DJ, que para más inri es un DJ de techno, y para mayor escándalo es EL DJ de techno.
La palabra nerd se repite mucho a lo largo de las entrevistas, lo cual me encanta (qué queréis que os diga: cada vez que oigo ese término, me siento un poco pionero en su reivindicación) pero la impresión que da el documental, lamentablemente, es la de que Hawtin es un tontorronazo minineuronal. Muy penoso. El bueno de Plastikman nos cuenta el buen rollo con su familia, su vida burguesa en Berlín, habla de una relación parejil con todas las papeletas para ser insuslsa a más no poder ... pero lo que más duele en semejante falta de arrogancia o descaro es escucharle soltar perlas del calibre de "Veo cuadros de Rothko y pienso: ¿cómo sonaría si fuese música?" (que es el tipo de bobadas que me ponen de los nervios) o el momentazo en el que "descubre" el arte minimal a través de una cutre-exposición amateur de su hermano, gracias a lo cual devora toda la bibliografía Taschen-style al respecto. Supercutre y gañanísimo, con otras sandeces en la onda de "lo que busca es reducirlo todo al máximo, llegar a lo mínimo" , como si el catálogo de M-nus fuese el de Ikea. Minimalismo decorativo, lo cual es tanto como decir que el pobre hombre no entiende nada.
Como estrategia y acercamiento al arte, los minimalistas me parecen muy arriesgados e interesantes, porque hay algo muy oriental y espiritual en lo que hacen, pero esas tonterías de diseño que se apropian del término para devolverlo como mera imagen me enfurecen y provocan un rechazo total hacia este tipo de naderías, que han quedado como la estética más ad-hoc para los millonarios de derechas. Para mí, el minimalismo consiste en eliminar de nla pieza artística cualquier rastro de nuestro Yo, como ya he dicho mil veces: encontrar la belleza en algo que nos es completamente ajeno, porque es únicamente lo que es. En música, lo más impresionante es el modo en que sus practicantes consiguen "congelar el tiempo" renunciando a melodías o variaciones: cuando uno escucha una pieza de ese palo, lo que se escucha tiene valor en el instante, sin necesidad de recurrir a un desarrollo temporal (melodía) que lo legitime. La música minimalista es, entre otras cosas, la música del instante. Pero estas teorías en el fondo dan mucho igual: el hecho irrefutable es que, aunque sea medio mongol, Richie tiene muchísimo talento y su música, cuando se esmera y acierta, es realmente impresionante (los temazos que se escuchan en el documental son bestiales), pero su falta de chicha personal me da un poco de pena. Me gustaría que tuviese un poco de actitud, sea la que sea : la de nerd rebotado tipo Modeselektor, rollo silencioso como Jeff Mills, o party animal descocado en paralelo a Sven Vath. Algo. Pero Richie es un sosainas impresionante, por mucho que le haya dado por ponerse pelucones y disfracillos en los últimos tiempos, porque sigue sin tener carisma de ningún tipo (al menos para mí). Aunque bien pensado, qué más da, siendo sólo música. Autechre no tienen ningún carisma tampoco y son los jefes de todo, pero al menos ellos se abstienen de hacer el idioto en un documental en el que lo único que queda claro es que no tienes nada que decir.