jueves, 11 de diciembre de 2008

- asimetría de los instantes consecutivos -
























































Mimos y delirios

nos hemos reencontrado en la estancia habitual, que me voy llevando de casa en casa, sin escapatoria posible

anticuada tienda de campaña, portatil y a medida, pesa durante el camino, el único cobijo en la llegada
la morada
recuerdos de hadas y amores, y de hadas en amor, enamoradas

criado de un crío malcriado, el eco de mis memorias adormece el hoy y olvida mañana

Para esto sí que sirvo. sirvo un café a mi tristeza, para que no se duerma y me de conversación, hago manitas con ella como si fuese un hombre
me apoyo en su hombro, mi fiel compañera, ama de llaves, testaferro y perro de presa

los tres solos en cama: mi reloj, mi yo y mi tristeza. calcetando los minutos al consumirse, secando lágrimas con telebasura y malas comedias, mientras acumulo objetos que me acerquen al vacío, nadar en lo lleno y llenarme de nada,

porque quizás en la nada y en el vacío, esté a salvo de mi pena, huya la zozobra, perezca la tristeza, florezca la luz nueva, reverdezca la luna vieja, si por fín he cumplido mi promesa, ya he cumplido mi condena.