martes, 17 de junio de 2008

Todos los santos han sido ahorcados





























Las más penetrantes manifestaciones artísticas de aquello que a finales de los 70 dio en llamar "cultura industrial" nacían de la voluntad de acercamiento al hombre en base a su fisicidad, intentando encontrar las tangencias entre los tribalismos atávicos del Hombre transhistórico, y el urbanita contemporáneo, paranoide y fálsamente lógico, que según esta aproximación despasionada y mecanizada no sería más que un producto biológico de un hábitat determinado. Fueron Genesis, Chris & Cosey (que yo sepa) los que se sacaron de la manga esa visión del ser humano como Producto, casi como un objeto, cuya moral sería ni más ni menos que el pacto social que garantize productividad, eficiencia y supervivencia. Idea deudora de distópicos como Orwell o Huxley que sin embargo proponía un desolador punto de vista sobre el cuerpo humano (reducido a fluídos, hormonas e impulsos de voluntad sólamente reproductiva) al que se pretendía trascender, jugando a "escupir a Dios en su cara", con actos de autoafirmación como la intersexualidad o la violencia: si el hombre estaba programado desde su código genético para la eficacia y la reproducción, la única de forma de trascendencia y de revolución consistía en actuar contranatura.
No obstante, esa generación no supo abstraerse lo suficiente como para eludir el tremendismo un poco naive derivado de tal punto de vista, con lo que a menudo las obras y performances de dicha "escena" a menudo pecaban de truculentos, morbosos y (paradójicamente) pasionales. La búsqueda del "shock" a través de la música no tenía mucho sentido cuando el punto de partida era negar la artisticidad y su valor (uno de los lemas de la época era "odiamos toda forma de música, especialmente l música negra"). Eran personas que renegaban de lo patético de su trivial humanidad recurriendo a la escatología y la provocación psicosocial, lo cual era un contrasentido respecto a la frialdad y detachement que asumían festivamente en su descripción de "lo que el hombre hace en el mundo".En el fondo, lo de la cultura industrial no era más que el futurismo llevado a la cultura juvenil posindustrial, con un toquecito de "dios ha muerto" y bla bla bla.

20 años despues, en Birmingham una serie de jóvenes apasionados por el salvajismo indolente y feroz de Thobbing Gristle & Cía. jugaban con sus Rolands y sus PCs para darle una nueva vuelta de tuerca al discurso industrial canónico. Eran Anthony Childs, Karl O´Connor, Petter Sutton, Ian J. Richardson, muchachos suburbanos de art school que dedicaban su ocio nocturno a las raves de Underground Resistance y sus tardes en casa a Faust, SPK y Fad Gadget. Afines al discurso de paisanos como Scorn y Napalm Death, crearon el sello Downwards y transformaron la relación con la música de toda una generación. Ya hablé de ellos en el primer y lejano "Iglú", así que resumiré su legado en la superación de todo nihilismo derivado de la ecuación "hombre=máquina" y lograron transformarla en el sonido de la verbena contemporánea: repeticiones, asonancias, chirridos, sonidos "encontrados", derivas tímbricas, catarsis física a través de letanías sadomaso y un sentido de la "fiesta" tan funcional y seco como pueda serlo la alimentación, la higiene o el sueño. Downwards parecía decir: "divertirse es una de las cosas que hace el ser humano desde un punto de vista zoológico; la fiesta es un rito social sin ninguna plusvalía emocional". Exactamente igual que vestirse, comer, defecar o competir. Otra caraterística del hombre como "entidad biológica". Lo que en los años 70 se utilizaba para provocar miedo y malestar (las repeticiones, ruidos metálicos, voces sin sentido, bombos maquinales) ahora eran reconvertidos en perverso y funcional audio para el homo ludens.Para Peter Sutton, alguien como Julian Casablancas nunca podrá trascender su esencia de "efímero gallito del corral".
He aquí algunos títulos de temas Downwards: Ritos. Padre nos quiere. Asbestos. Barrera de lenguaje. Amistad modelo. Educación dura. Pacto entre ejecutivos. Háblame. Aprende la lección. Enfermedad afectiva. Deja que tu cuerpo aprenda. Escena gay. Bautismo. Plaga de ángeles. Gimnasia. Comunicación. En Valencia.
Hubiese querido escribir un texto sobre Oscar Mulero, pero a fín de cuentas este dj ha significado para los pinchadiscos lo mismo que el sello Downwards ha supuesto para los músicos. Opino que Mulero es el mejor dj del mundo, y todo lo que pueda decir de el quedar ensombrecido por el escalofriante "sentido de lo musical" de sus mejores sesiones.