lunes, 24 de noviembre de 2008

Esto no me puede estar pasando





















En homenaje a monsieur Lofatal, en vista de sus últimas y afiladas agresiones verbales y ante el lamentable clima de crispación, he preparado un textito que algo tiene que ver con su vida actual. Todo geek que se precie sabe que el susodicho polemista está no ya embarazado, sino embarazidísimo, así que me he decidio a inverntariar algunas situaciones "embarazosas". Estaremos de acuerdo en que cuando te acontece algo embarazoso, poco tiene que ver con el lacónico estado de buena esperanza: de hecho la expresión se refire a situaciones del tipo trágame tierra, maldita la hora, subirse por las paredes, estar voladísimo o colorao como un tomate.
Nunca olvido cuando alguien me cuenta una anécdota embarazosa, que por alguna razón me resultan siempre cómicas y significativas. Podría escribir todo un libro con momentazos de ridículo y vergüenza, pero muy probablemente nadie creería la veracidad de la mayoría de lo acontecido. Así que como muestra, y a modo de brindis de bienvenida a Llara, he aquí un recuento de diez momentos patéticos y bochornosos vividos por servidor y/o sus amigos, de modo por supuesto anónimo pues muchos de los protagonistas se sentirían ofendidos al saber que he divulgado sus grandes embarazos (no diré aquellas de las que soy protagonista, porque me da muchísima verguenza). ¡Son todas reales!

- ROMPER UNA OBRA DE ARTE EN CASA DE ALGUIEN CON QUIEN NO TIENES CONFIANZA
Imaginad la situación: estás con tu pareja tomando un cafecito elegante y enrollado en casa de un amigo suyo al que no hace mucho que conoces. Todo discurre, por obligada cortesía, con buenas maneras y sonrisas permanentes, hasta que en un apretón urinario solicitas usar el servicio. Para no acabar con el cálido ambiente de velas, incienso y jazz, decides no encender la luz, hasta que oyes un tremendo CRASH y te das cuenta de que has tirado algo al suelo. Miles de pedazos inundan el pasillo, y enseguida tomas conciencia de que te acabas de cargar una estátua de cerámica más grande que Kobe Bryant. Tardas unos segundos en darte cuenta de lo que has hecho, y acudes al salón completamente catatónico para decir "mira..ejem...es que... creo que he roto una estátua, pero...¡Te la pago!". Silencio incomodérrimo. "tranquilo, no te preocupes, no importa el dinero, sólo tenía valor histórico pues la hice yo hace 30 años y me dieron un premio por ella, siempre la he llevado conmigo y además era única, no la hay en venta". Glups. Requeteglups. Mecagoentodo. Nunca nada volvió a ser lo mismo entre los protagonistas.

- DEJAN UN PERRO A TU CUIDADO Y LO ATROPELLAN
Cuando eres el niño más cuco y riquiño de tu bloque, las marujas suelen encomendarte todas las tareas de tipo "favor" en las que saben que tu ejemplar responsabilidad garantiza la mejor de las resoluciones. ¿Sacar a pasear el perro del vecino cuando éste se va a Torremolinos? ¡Eso está chupado! El único pero es cuando el vecino regresa y no encuentra a su queridísimo perro en el estado jovial habitual, sino convertido en una cataplasma de pelo, sangre y carne esmagada: en un descuido en el parque, el can no tiene nada mejor que hacer que lanzarse a las ruedas de un camión de mudanzas que pasaba por allí y ...cataplof. Por supuesto, el dueño del perro tranquilizó al niño y le restó importancia. Ya.
El niño resultó ser gay, y cuando años después lo supo el condenado vecino, no dudó en sacarlo del armario a patadas ante su familia. De buen rollo y por el bien de todos. Seguro que lo del chucho esmagado nada tuvo que ver.

- PERDER UN BILLETE DE 500 EUROS Y ACUSAR A UN INOCENTE
Sobran las palabras: se te paga tu sueldo en metálico, y tu dejas tu dinero habitualmente en el cajoncito de tu escritorio de la oficina hasta que puedes ir al banco. Un buen día vas al cajoncito de Pandora a recoger la cuchipanda en forma de estipendio, y para tu sorpresa e ira falta un billete de 500 que debería estar allí. Histérico, entras en crisis agresiva y mueves cielo y tierra en su busca. Tú no lo has movido, y nadie ha entrado allí, excepto un familiar del jefe. Tu orgullo de clase obrera despierta en forma de venganza contra el patrón usurpador, y no dudas en exigir delante de todos la devolución del preciado papelito, ante la incredulidad del acusado que niega saber nada del asunto. La situación se pospone hasta el día siguiente ante tu estado anímicamente alterado.
Esa noche, en casa, descubres que te habías llevado el billete unos días atrás y lo tenías en una carterita de reserva. Trágame tierra. Al día siguiente apareces con un regalito para el acusado, y un cartelito donde pone "perdón". El INEM, a la vuelta de la esquina.

- MANDAR UN SMS CALENTORRO A UN FAMILIAR DE TU EX
Relación rota tras varios años de convivencia. La familia de tu ex te adoraba hasta que la cagaste y le dejaste más plantado que a un abeto. Por supuesto, tu primer ligue postmatrimonial se convierte en el objeto de tus más tórridas pasiones, así que cada noche le mandas un sms guarrote para que se vaya a dormir erotizado perdido. ¡Mal asunto hacer eso si el envío tiene lugar tras una noche de copas! Viendo doble y con el helicóptero en plan Apocalypse Now, usas mal tu agenda y el caliente mensajito termina en la bandeja de entrada del hermano de tu ex, que por cierto está en tratamiento por el trauma de la separación. Y por supuesto, no te das cuenta hasta la resaca del día siguiente. ¿Qué hago, le mando ahora un contra-mensaje... diciendo qué? Lo siento: la has cagado. Hagas lo que hagas, va a parecer que lo has hecho a mala fé y en plan recochineo.
Creo que todos tenemos anéctotas abominables resultantes de la ecuación "amoríos+copas+smss".

- DORMIRTE LA SIESTA CON PALOMITAS EN EL MICROHONDAS
Los estudiantes de arquitectura viven una existencia estresada y anárquica que les obliga a maldormir cuando pueden y organizar su avituallamiento con malabarismos. Una tarde estás hecho polvo y te metes en la piltra, sin darte cuenta de que unos minutos antes has metido palomitas en el microhondas...pero en la función grill, que no sirve para las populares bolsitas de papel en las que vienen envasados. Un buen rato después te despiertas grogui al escuchar los gritos de los obreros de una obra que hay en tu patio: "Nena.. nenaaaaaa... que se che quema a casaaaaaa!!!!..." Abres los ojos aturdida, y ves a tu alrededor una densísima humareda negra y olor a requemado. Tu casa parece Chernovyil, y tu cocina Hiroshima. Ataque de pánico inmediato, hasta que descubres lo sucedido y te dices a tí misma: menos mal, sólo ha sido un susto. Y de paso, un corte de tres pares de cojones.

- ENCONTRAR UN HOMELESS EN TU CASA Y PENSAR QUE ES UN ERASMUS
La universidad crea extranos compañeros de cama, y uno termina cohabitando con individuos de lo más bizarros capaces de transformar tu vida de Capra a Kafka. Por ejemplo, si vives con un Erasmus: fiestas continuas, anarquía completa, anécdotas a mansalva y personas raras desfilando por tu casa a diario. Ahora bien, lo que no es muy normal es despertarte de la siesta, ver en el salón a un tiradísimo y mugriento alcohólico callejero de 50 años y pensar que es, sencillamente, un colega de tu room-mate erasmus. Darte cuenta de que ha entrado forzando la puerta y quiere chorizarte el móvil sin duda te provocará pánico, pero quizás deberías además preguntarte ¿soy gilipoide perdido, o en qué coño estaba pensando? Estoy dispuesto a comprar los derechos de este suceso para hacer una película. Con erasmus...y motosierras.

- HACERTE PIS EN CLASE
Ignoro cómo será ahora, pero en mis tiempos de high-school el modo más habitual de los chicos para ligarse a las nenas era hacerlas reír. Entre los chavales había contínuas batallas de paridas porque el más chistoso enseguida llamaba la atención de las niñas. El problema es cuando el guaperas de turno suelta un chistazo coñerísimo que las más solícitas mancebas ríen con entusiasmo. Hasta el punto de que una de ellas, poseída de un ataque histérico de categoría extrema, alcanza un éxtasis cómico que termina en que la tipa se hace pis en clase. Con un par. Cuando se da cuenta procura ocultarlo, pero el gigantesco charco resultante (era digno de ver) alcanzaba unas dimensiones oceánicas que todos los killer-niños de la clase percibieron al momento. Las risas pararon, se hizo el silencio y comenzaron los cuchicheos, crecientes. La niña tarda tres días en volver a clase, y su cara debería aparecer en el diccionario junto a la palabra "bochorno".

- INSTALAS WINDOWS A UN AMIGO Y DESTRUYES SU ORDENADOR
Ojito cuando un problema informático parece una nadería de las que te han pasado a tí tropecientas veces: si te da por ofrecerte a solucionarlo, mejor hazlo sabiendo bien lo que haces. Por ejemplo, si el PC de tu colega se reinicia solo cada media hora, puede ser por múltiples factores, pero no te las des de guay con el cuento de que se reinstala windows y listo, porque las malditas particiones pueden dejarte en evidencia. De hecho, a un amigo le intenó solucionar su problema el típico listillo, y el resultado fue el defenestre y colapso del portátil de la discordia. Mira que es difícil cargarte un pc a base de formatear, pero esas cosas pasan si hay problemas de hardware con los que no contabas. Ante la vergënza del momento, se suele decir aquello de "desenchufa y vuelve a reinicar". Pero no: la has cagado, el ordenador ha fallecido y has quedado como un mongolo absoluto.

- TE DUERMES EN UN TREN A IRÚN Y TE DESPIERTAS EN EL MEDIO DE FRANCIA
Menos mal que soy de los paranóicos que cuando toma un transporte de largo trayecto prefiere no dormirse por si se pasa de estación. Alguien cercano, cuya tensión arterial es más bien baja, no sofre esos complejos y en una ocasión se dirigía a Euskadi tras visitar a unos amigos con la pachorra que le era habitual. El sustazo llegó cuando se despertó en una estación desconocida, se bajó del tren corriendo y vió que todo el mundo hablaba francés. Te das cuenta de que estás en el país del gabacherío profundo, no tienes un puñetero duro y lo único que sabes decir en su idioma es "Voulez-vous coucher avec moi ce soir?". Y además, luego lo vas contando por ahí. Idioto.

- TU BANQUETE DE BODAS PRODUCE INTOXICACIÓN COLECTIVA
Posmodernos como somos, lo del bodorrio con todas las de la ley nos parece una pantomima trasnochada, pero a mucho gañán de provincia le parece el día más feliz de su vida. Así que si el catering contratado, de aparente solvencia, resulta no haber superado los parámetros mínimos de sanidad y, en medio del convite, la gente empieza a ponerse amarilla e ir al WC a vomitar y lo que surja, la probabilidad de que suceda es muy baja.Pero estas cosas pasan. La cosa toma un matiz dramático cuando empiezan a solicitar ambulancias y el epicentro de la boda se desplaza del castillito que has alquilado a la clínica de urgencias. Pero en plan mal rollo total. Hasta el punto de que uno de los comensales, cuyo intestino venía previamente maltrecho, fallecería unos meses después. Y además de verdad. Por supuesto, en ese caso contratas un ejército de picapleitos chupasangres que enchironen a los culpables, pero lo cierto es que te va a resultar complicadísimo olvidar el bochorno, desastre y descalabro social que te perseguriá durante un tiempo. Más o menos, por el resto de tu vida.