jueves, 20 de noviembre de 2008

El traje nuevo del emperador















Los viernes suelen presentárseme últimamente bastante agridulces. Cuando tu entresemana no es la alegría de la huerta, lo suyo es que ante el menor contratiempo uno utilice espontáneamente como mecanismo de defensa el recurrente "bueno, sólo faltan dos días para el finde, y desconectaré...". Y llegado el ansiado friday, me gusta decirme "Hoy saldré en plan desfase y voy a ligar pase lo que pase". Termino saliendo el 90% de las veces, pero lo que se dice ligar dejémoslo en un discretito 0% de las veces. Y no digo 1% ni 0.5%: digo 0%. Así que este viernes, cansado de la nadería de la noche, decidí quedarme en casita con mi radiador, mis chaskys, el ducados, los porrillos y el "Obradoiro". Ojeé un rato dicha revista, cuyos cursilísmos y paupérrimos textos (con las soporíferas e ingénuas diatribas entre racional/gratuito, "verdad"/espectáculo, emoción/vacío...) me parecieron espantosamente torpes y autocomplacientes. Me aburre incluso escribir un par de líneas sobre la demencial precariedad intelectual de nuestro academicismo arquitectónico, que no parece haber evolucionado desde el realismo mágico sudamericano, que con el tiempo se está convirtiendo en pensamiento único de romanticismo alienante...Uy que me pierdo.
El caso es que lo que me hizo quedarme en casa en lugar de salir a mirar culos, fue el hipnótico y solemne show televisivo de La Entrevista A Luís Roldán, en la que la serial-journalist Teresa Campos Senior ejercía de curator. Y a buena fé que mereció la pena renunciar por una vez al JB/cola, porque el programita fue una auténtica lección de democracia real: el linchamiento desmadrado y superkiller del gran Maldito del sistema, obviando cualquier principio jurídico de presunción de la inocencia o derecho a la duda, por parte de inopinados y fogueteados Jueces de la peor calaña, falsarios correveidiles (e instigadores) de los peores furores de la masa.
Cada vez tengo más claro que el "sistema", más que una superestructura socioeconómica, es la participación colectiva de una misma estructura de pensamiento, de un modo muy similar al de la neurosis. Estar "en el sistema" es compartir sus fiestas (p.e. fútbol), sus tabús (p.e. pederastia), su idea de "el pecado" (p.e. el hambre en el mundo), sus "buenos" (p.e. médicos sin fronteras) y sus malos (p.e. la CIA, las petroleras...). A veces creo que algo tan Importante como leer el periódico o estar al tanto de las noticias de moda (porque las noticias no son más que modas) es cimentar nuestra participación del sistema, en la medida en que asentimos en que lo importante son los asuntos de los que nos hablan, aunque nuestro punto de vista difiera. Generalmente pensamos que la manipulación mdiática es patrimonio exclusivo de los americanos, y que aquí gracias a la bipolaridad PP / PSOE estamos en otro nivel, mucho mejor informados y con contrainformación a tutiplén. Por eso, cuando izquierda y derecha coinciden en algo, échate a temblar porque a buen seguro algo sucio están cociendo. Así que el asunto Roldán con total seguridad tiene mucha pero mucha tela que cortar: sencillamente, han dado al populacho su cabecita de turco en la que concentrar las iras y reproches, y que el mundo siga girando tal cual lo hacía. Lo inquietante es el hecho de que, aunque todos sabemos ya esto, seguimos comprando El País cada día y sintonizando el parte a las 9. ¿Total para qué? Uy, me pierdo de nuevo.
El caso es que la entrevista fue demasié, y antes de nada quiero dejar claro que en mi opinión la imagen que dió Roldán fue inmejorable: frente a aquella jauría de periodistas repugnantes, se presentó el pobre hombre para pedir perdón a los ciudadanos y explicar cómo terminó por involucrarse en aquellos asuntos (tan españoles) y hacer público su arrepentimiento, pese a ser el único implicado que ha cumplido sin indultos su condena, que ha sido crucificado públicamente y que ha sido convertido en el chorizo oficial de este país. La gilipollas impresentable, mema repugnante (y pensar que era una periosista a la que admiré mucho...qué ingenuidad la mía) que es la mini-cosa Maria Antonia Iglesias se esforzaba patéticamente, con ese tono dogmático y cargado de autoproclamada autoridad moral que tanto usan en PRISA, en dejar claro que NADIE más estaba implicado, que el PSOE está libre de culpa y que si Roldán afirmase lo contrario, estaría mintiendo como siempre. Porque a fín de cuentas Roldán nación chorizo y morirá chorizo. Y aunque sólo sea por contradecir al elenco de marionetas del poder que son esos periodistas, me creo a Roldán cuando dice que no tiene la pasta. Y estoy con él en que hay que investigar a Paesa, Belloch y las directivas de las grandes constructoras como Dragados o Construcciones y Contratas.
Lo más impactante y doloroso de la penosa entrevista fue comprobar cómo las gasta el sistema cuando ha tomado la determinación de que alguien es culpable y personifica el mal: se le niega la redención, se le acusa de cuanto crimen se le pase por delante, se instiga a la gente a mandar sms del palo "Muérete ya, Roldán", que el pobre hombre (que está en tratamiento psiquiátrico por depresión: el sentimiento de culpa es un compañero de viaje muy incómodo) hubo de aguantar con una estoicidad y firmeza que a buen seguro desquició al ejército moral de la Campos. Actuando como Patricios desde el púlpito, se llegó al punto de afirmar, más o menos, que lo de ser chorizo es una condición innata, identitaria, casi ontológica, con lo que implícitamente se cargan el sistema punitivo español (que parte de la premisa de que la reinserción es siempre posible). A mí, todo aquel teatrillo me dió mucho miedo, al confirmar con especial crudeza la torpeza y malas artes de los que nos gobiernan. La esperpéntica imagen de ese payaso sin gracia que es Pepe Blanco afirmando en un tono patético y engolado "Roldán me repugna" y darse la vuelta con esa patética caída de ojos que usan los gañanes cuando quieren seducir como emperadores, me obligó a apagar la tele, encender un cigarro y escribir en mi diario, para olvidar la desazón y el enorme miedo que me produce todo este sistema.
Hay mucha Bruja Avería en los despachos de los partidos y periódicos, que bajo sus gafitas modernas y sus talantes muy humanos, disfrazan con posmoderna perversidad aquello de "Viva el mal, viva el capital".